Sínodo Diocesano y sociedad colonial del oriente cubano.
Una mirada desde la pluralidad de los sujetos coloniales.
El Sínodo Diocesano realizado
en 1680 representó un momento importante en la estructuración y consolidación
institucional y legal de la
Iglesia Católica en Cuba. Su importancia ha quedado revelada
a partir de investigaciones realizadas en los últimos años por historiadores
que lo han integrado como objeto de análisis a obras más abarcadoras.
Queda sin embargo, mucho
por indagar desde la historiografía sobre este cónclave y sus repercusiones
directas en el espacio de la sociedad colonial cubana. Partiendo de la premisa
de su carácter único y persistencia en el tiempo de sus resoluciones, vigentes
durante toda la época colonial de la Isla de Cuba y expresión concreta de una
realidad colonial analizada desde la iglesia.
¿Qué prácticas de la
realidad colonial fueron objeto de la recopilación jurídica del Sínodo de 1680?, ¿Cuáles fueron las
características de la implementación del Sínodo Diocesano de 1680 en el ámbito parroquial?
, ¿A qué disyuntivas y conflictos se vieron sometidos los actores incluidos
dentro de las resoluciones sinodales? Estas interrogantes forman parte de los
dilucidamientos investigativos que se pretenden canalizar en esta
investigación, circundada a los espacios coloniales correspondientes a la
región oriental de Cuba.
El Sínodo Diocesano de
1680 fue el resultado del proceso de consolidación de la institucionalización
de la Iglesia
Católica en Cuba. Sus recopilaciones jurídicas constituyen
expresión de las problemáticas y
disquisiciones de la sociedad colonial de entonces y un valioso reflejo de sus componentes primarios, la feligresía, los párrocos
y religiosos de las villas y poblados cubanos, en especial la región oriental.
Posterior a su
confirmación real, el Sínodo entró en su fase ejecutoria y de acatamiento por
los habitantes de la Isla.
Este segundo momento reviste vital importancia por las
implicaciones morales, religiosas y administrativas a las que se vieron
enfrentados los curas beneficiados de las parroquias del oriente cubano, cuerpo
religioso y habitantes de las villas orientales durante las décadas siguientes,
provocándose un constante proceso de enriquecimiento no carente de conflictividad
de las normas sinodales. La realidad histórica y social colonial en su diálogo
o disonancia con el espíritu de las constituciones sinodales a través de sus actores primarios, los religiosos
y feligreses, dará como resultado un acercamiento inapreciable desde la
historia al contexto colonial cubano del momento.
Adrián Arévalo Salazar
Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya (Cuba)